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NANOGRIMO
nanogrimo - ¿Por qué cuando salgo a la calle sin paraguas llueve? · 03/11/2023

¿Por qué cuando salgo a la calle sin paraguas llueve? ¿Y cuando tengo paraguas hace sol? 

- Sr Nubarrón, Egipto


¿Por qué cuando salgo a la calle sin paraguas llueve?


Hola, querido señor Nubarrón. Por lo que veo, me temo informarle de que no sabe usar un paraguas. Pero no se preocupe, es un problema sistémico de esta sociedad que se preocupa tanto de aprender nuevos trucos y rápidamente se olvida de lo que ya sabíamos.

Pero para eso estamos los expertos, para arrojar luz en los agujeros oscuros de la historia de la humanidad, como una acertada mecha en un sombrío polvorín. 


Porque ¿sabía usted que los paraguas se inventaron para atraer la luz solar? Los paraguas, como mal los conocemos a día de hoy, son tótems de dioses antiguos. Dioses primigenios que se crearon en el borde de la consciencia de la humanidad, cuando apenas nos separábamos de otros animales por un par de pasitos evolutivos. Dioses creados cuando comenzamos a caminar a dos patas y comenzamos a mirar al cielo.

Y uno de los primeros dioses adorados era, precisamente, ese astro que gobierna sobre nuestras cabezas. El padre de todos los dioses que culturas posteriores intentaron emular: El Sol.

Como primitivos humanos que éramos, tan inmaduros como civilización que apenas habíamos aprendido usar el lenguaje, el arte o el capitalismo, temíamos el poder del astro Sol. Él nos calentaba, él apartaba las nubes que traían las tormentas, nos alumbraba en un territorio plagado de depredadores. Por eso, cuando el Sol no salía, lo tomábamos como el mal presagio que era. Y lo llamábamos, por supuesto. Desesperados por su calor, le hacíamos ofrendas y le rezábamos con unos gritos tan salvajes que aún no habían engendrado palabras.


Y creamos tótems a su imagen. Remedos de su luminosa silueta creados primero con hojas de palmera que intentaban emular las puntas de la estrella de luz y, más adelante, cuando conseguimos controlar las herramientas, con tallas en madera o incluso pieles animales.


Y, cuando el Sol no salía, le mostrábamos sus facsímiles, los homenajes que este animal que acababa de descubrir la religión le ofrecía. Los primeros tótems. Alzándolos al cielo cuando las primeras nubes se asomaban, crueles, intentando espantarlas recordándoles quién era el verdadero rey de los cielos.

Cuando alzarlos con las propias manos no era suficiente, en un intento infantil de alzar nuestros pequeños soles al cielo, se les otorgó una suerte de soporte, para que el verdadero Sol pudiera verlos de cerca. Normalmente algún palo o hueso humano que alzase los tótems y los acercase al objeto de adoración.


Y ese fue el primer paraguas. Un tótem anterior a cualquier civilización que supiese escribir su propio nombre, destinado a llamar al sol cuando este se ocultaba tras las nubes. Y funcionaba, claro que funcionaba y la prueba está en que a día de hoy sigue haciéndolo de ahí tu problema.

Nuestro error ocurrió cuando el mensaje se fue perdiendo de generación en generación, y cuando los primeros nietos veían a sus abuelos ofrecer sus totems al cielo, fueron imitándolos sin saber qué significaba tan extraño ritual. Al cabo de muchas generaciones, el objetivo inicial se había perdido, pero los primeros humanos vieron que dichos tótems les protegían de la lluvia cuando el Sol era demasiado remolón o las nubes excesivamente pertinaces e imitaban a sus ancestros, que por algún motivo los sacaban cuando venían las nubes. Que detuviese las gotas de lluvia fue un accidente. Útil, y a la vez el motivo por el cual olvidamos para qué servía realmente ese pequeño Sol portátil al final de un palo.


Y así se inventó el primer paraguas. Sin querer. Malinterpretando su simbología y desaprovechando su verdadero poder en aras de un uso más mundano. Lo que era una humilde ofrenda al primer dios que osó escuchar a los primeros hombres derivó en un objeto más de la tecnología. Una suerte de techo portátil limitado a proteger de la lluvia a su portador.


El problema a día de hoy es que el tótem sigue funcionando pero su uso está demasiado extendido. Cuando empiezan a caer las primeras gotas, la mayor parte de la humanidad abre sus paraguas sin mirar al cielo y esperar a que el Sol responda a su llamada. De estas ofrendas totémicas descontroladas nace la sensación de que el Sol sale cuando llevas un paraguas y no lo hace si no lo llevas. Otra prueba de esto es la existencia de la sombrilla, que no es más que un paraguas pero destinado a salir cuando ya hace Sol, como agradecimiento. De ahí que suela ser más colorido.


¿La solución? Hasta que, como civilización, seamos capaces de volver a los ancestrales rituales de adoración al sol y dejarnos de tanto móvil, no hay una solución eficaz para evitar que siga ocurriendo. Lo que te recomiendo es una solución sencilla, que es salir de casa sin paraguas pero con algún campo de fuerza telekinético.


Te dejo aquí la receta para preparar uno casero muy rápido con ingredientes que todos tenemos por casa y eficaz para la lluvia. Pero no para la nieve, son fenómenos diferentes y en otra ocasión os hablaré de la relación de los guantes de nieve, Santa Claus y el Cambio Climático.



Círculo de protección contra precipitaciones moderadas y fuerte moderadas

(Repellum Pluviosa)


Ingredientes:

- Una cucharada de Sal.

- Un puerro.

- Una cartulina de color.

- El corazón de una persona pesimista.



-Dibuja un círculo de sal en la cartulina. La sal y el agua, como todo el mundo sabe, son enemigos acérrimos y la sal repelerá el agua para defenderse a sí misma. El círculo puede ser elipsoidal si quieres que quepa más de una persona o hexagonal si quieres proteger también abejas, que a veces pasa.


-Coge un puerro (domesticado, a poder ser) por la parte verde y comienza a girarlo sobre sí mismo mientras entonamos los cánticos finlandeses de Ievan. Puedes encontrar dichos salmos fácilmente en Internet, especialmente a principios del año dos mil.


- Arráncale el corazón a una persona pesimista y usa su sangre para apelmazar y asegurar la sal en la cartulina. Es importante que la persona pesimista no se dé cuenta de que le estás sacrificando ya que, en ese caso, su pesimismo se verá justificado y entonces ya no será una persona pesimista si no acertada y la sangre ya no valdría.


- Normalmente, estos círculos de protección están pensados para dibujar alrededor de un lugar y quedarse en el interior, pero como tu idea es salir a la calle, por eso lo hemos hecho sobre una cartulina, para que puedas llevarlo cómodamente y desplegarlo en el suelo cada vez que veas que empieza a llover. Puedes hacer incluso un agujero en el centro para meter las piernas y poder seguir caminando, sujetando la cartulina con la ingle y riéndote de toda la gente que sale a la calle sin saber usar un paraguas.