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NANOGRIMO
nanogrimo - ¿Cómo evitar perder el olor a libro nuevo? · 11/11/2023

Estimado Bruno. Soy muy fan de tu consultorio, lo leo siempre, pero es la primera vez que te escribo. Verás, es que me gusta mucho el olor a nuevo de los libros, pero en cuanto los leo una o dos veces, se va. ¿Hay alguna manera de que dure más? Muchas gracias! 

- Muncha


Hola, queridos lectores. Lo primero, quiero pedir disculpas y una pequeña corrección al hechizo de ayer. En él os especificaba que debéis usar la pluma de avestruz para emulsionar el polvo de hada, cuando debería haber dicho que usaseis una pluma de emu, ya que de otra manera puede afectaros a vosotros en el proceso y haceros olvidar un día entero o incluso borrar de vuestros recuerdos haber leído el hechizo que claramente escribí ayer.


Y respecto a tu pregunta, Muncha. ¿Sabías que el delicioso olor a libro viejo viene de la descomposicion mediante hidrólisis ácida del papel con el que está hecho. Variando el año en que el libro ha sido editado y en consecuencia la composición del papel, se producen diferentes moléculas volátiles que son las que le otorgan los diferentes olores agradables, como a vainilla, a flores, o incluso a veces a libro viejo. De ahí que nos resulte tan embriagador.


Pero tú hablas de libros nuevos y en ese caso te resulta tan agradable porque estás oliendo pegamento.


Al menos esta es una de las causas más comunes de que nos resulte tan agradable, divertido e incluso, dependiendo del pegamento, lisérgico. Eso explica por qué muchas veces, tras leer un libro, sentimos una sensación eufórica. Por oler pegamento. Es poco sabido, porque no se habla, pero la mayor parte de los best-sellers actuales basan su éxito en el pegamento que usan para unir sus páginas, y no es nada raro que del precio total del libro, la Industria y el Lobby del adhesivo se lleve un 37% de las ganancias, mientras el autor se suele quedar, con suerte, con el 12%.


Esto también explica las miradas perdidas y vacías que suelen tener algunos editores, especialmente los que son a la vez autores. Estos últimos usan el poder lisérgico de la cola de los libros para escribir manuscritos cada vez más locos y rebuscados, con premisas tan absurdas que no pueden evitar ser ejemplo de la merma neuronal que el abuso del pegamento les ha causado. No me malinterpretéis, yo mismo tengo amigos escritores, y me parece una profesión casi tan respetable como las demás. Pero también es importante no olvidar que oler pegamento es una de las principales causas de muerte entre escritores, al igual que también una de las principales causas de su éxito.


Pero hay otro motivo por el cual un libro nuevo huele tan bien, y son las palabras. Palabras impresas, recién sacadas de la mente (o lo que quede de ella) de un escritor, atrapadas en el papel hasta que tú llegas y las lees, paladeando la información fresca que en ellas permea.

Quien crea que las palabras no huelen, quiero que piense en ese trozo de mierda de perro húmedo y caliente que pisaron hace años, e intenten no notar de nuevo su olor.


El problema de los libros actuales es que las imprentas han optimizado recursos, abaratando el papel, incluyendo procesos digitales a costa de que las palabras que vienen en los libros sean de peor calidad, más artificiales y procesadas. Por eso es que su aroma se pierde más rápido. De ahí que cuando lo leas por segunda vez, no notarás lo que tú llamas olor a libro nuevo, que no es más que el aroma de un buen trozo de literatura fresca.


Puedes conseguir que tu libro siga oliendo a nuevo de tres maneras: Transcribiendo a mano el libro a medida que lo vayas leyendo. Esto hace que las palabras tengan un ligero toque a recalentado, pero lograrás que su aroma dure mucho más tiempo.


La segunda opción, sería rociar muy ligeramente el libro con agua de la fuente de la eterna juventud. No es muy recomendable ya que es bastante difícil de obtener y además, es fácil pasarse y que el libro rejuvenezca demasiado hasta ser un primer borrador sin corregir, arruinándolo.


La tercera opción es hacer tú en tu casa tu propio olor a libro nuevo y perfumar tus libros que han perdido su frescura pero no son tan viejos como para que huelan a libro viejo. Como con la comida, cada uno puede variar en apetencias, así que la receta que aquí te paso es mi favorita, pero puedes modificarla al gusto. Recuerda los preceptos de la magia: Innovar, experimentar y tener un extintor cerca.


Hechizo de fragancia literaria

(Fleur du mot juste)


Ingredientes:

- Dos o tres coplas de pie quebrado.

- Un párrafo de relleno bien gordo.

- Una frase de inicio de capítulo espectacular (o dos buenas)

- Media docena de referencias cruzadas.

- Una morcilla improvisada.

- Un par de arenques rojos.

- Un puñado de pies de página.

- Una pluma de avestruz.

- Comas, al gusto.


1. Pon un litro de agua a hervir y prepara una hoja en blanco. Parte las coplas, arráncale los pies y resérvalos. Vierte el resto y comienza a remover el texto con la pluma. Recuerda hacerlo con cuidado o podrías partir las sinalefas, creando grumos.


2. Añade el párrafo de relleno, esto le dará más espesura al mejunje y conseguirá que no sea tan intenso. A veces una frase vacía o un párrafo que no dice nada puede parecer que son solo palabras añadidas para que el texto quede más largo, pero muchas veces no damos importancia a estos y se nos olvida que, no decir nada al final es eso, no decir nada. Y nada más. 


3. Usa la frase de inicio para darle potencia. Puedes usar dos frases de inicio que sean simplemente buenas, pero no recomiendo usar tres mediocres, ya que el resultado puede quedar demasiado blando.


4. Separa las referencias y asegúrate que sean frescas. Las referencias pasadas de fecha pueden hacer que el perfume, en lugar de a libro nuevo, acabe oliendo más viejo que Papuchi.


5. Mete una morcilla improvisada al texto. No te voy a decir cómo, ya que entonces pierde la gracia y olor.


6. Mezcla los pies de página con los pies de las coplas reservados y saltéalos1. Puedes añadir a la mezcla, si quieres, un pie de la letra, pero como te he dicho no hace falta que sigas toda la receta tan literal. 


7. Vierte todo con el resto de texto asegurándote de que no te ha quedado ningún ingrediente. Recuerda quitarle las partes más verdes al texto, o quedará demasiado picante, aunque esto depende del gusto de cada cual. Transcribe a fuego lento mientras añades formato a la mezcla. Espolvorea las comas, las cuales, bien usadas, y sin abusar, pueden darle un ritmo, pausado, al, texto.


8. Si has seguido las indicaciones tu cocina olerá a libro nuevo. Puedes usar el aroma en tus libros ya usados para volver a dotarles de frescura. Si quieres usarlo más adelante, puedes fotocopiar y congelar.


Advertencias


1. Recuerda que los pies de página tienen que estar bien salteados con los otros, o al final quedarán demasiado desligados del resto del texto, rompiendo un poco la mezcla y el flujo.