movidas - En pie de guerra · 16/07/2010
La humanidad lleva en guerra consigo misma desde que el primer homínido le tiró una piedra a otro. Lo único que ha cambiado a lo largo de la historia es el número de gente que se apunta y el tamaño de las piedras.
Nuestra historia está plagada de guerras, conflictos muy dispares entre sí, por motivos diferentes, distintos escenarios, estrategias imprevisibles... cada guerra es única, y en nuestra historia se presentan originales conflictos y curiosidades . Hoy voy a mencionar unas cuantas
curiosidades de batalla, encontradas en la historia, todas tan ciertas y verídicas como el resto de mis posts.

La
formación en testudo, también conocida como la formación tortuga y popularizada por la cultura popular, era una estrategia lenta pero eficiente que los romanos usaban para proteger a su infantería. Consistente en una protección frontal y superior conferida por los pesados y enormes escudos romanos, no fue la primera formación que los estrategas romanos emularon de la naturaleza.
Así, no llegaron a pasar a la historia formaciones tan peculiares como la
formación en sciurius, o formación en ardilla, que consistía en corretear por el campo de batalla aleatoriamente y masticar bellotas. La
formación salientia, o en rana, que obligaba a las tropas a dar saltos y caminar de cuclillas, creando la confusión en el enemigo. O la más célebre, la
formación hirunda, o del golondrino, en la que se empujaba a los soldados por un precipicio, a ver si echaban a volar. La historia dice que dos soldados lo consiguieron, pero por muy poco tiempo.
La
arenga previa que William Wallace dio a sus tropas el 1 de Abril de 1298, en su última batalla, duró más de cuatro horas, en las que el escocés comenzaba relatando las barbaries inglesas, y acababa contando divertidas anécdotas de una vecina de su madre, que tenía problemas de oído y repetía mal todo lo que se decía. Para más inri, Wallace decidió repetir el discurso porque un par de soldados escoceses de la última fila se pasaron todo el tiempo cuchicheando.
Una técnica común en la defensa de castillos era arrojar cal o aceite hirviendo a los invasores desde las altas torres del castillo. En la
toma del castillo de Heissenberg, los asediados con las prisas se equivocaron de barriles y arrojaron cerveza fría a las tropas agresoras. La confusión produjo la risa de los dos bandos, que inmediatamente detuvieron la batalla y comenzaron a reír y a beber, hasta que finalmente se fueron todos de botellón. En ese botellón, irónicamente hubo más de doscientos muertos.
En la
batalla de la independencia británica de Essex Town, los dos ejércitos decidieron tomarse un descanso tras 45 minutos de batalla, en el cual las tropas tomaban un pequeño refrigerio y charlaban con el enemigo sobre el encuentro. Algunos, durante ese descanso, aprovecharon para intercambiar uniformes, pero fueron abatidos al retomar la batalla por sus propios compañeros, que, obviamente, los confundieron con el enemigo.
En alta mar,
las batallas marítimas, debido a la lentitud con la que los navíos se desplazaban y maniobraban, duraban horas, y podían llegar a ser tremendamente aburridas. Según cuenta la historia, en un combate entre el navío corsario
The Motherfucking Boat, y la fragata española
La impepinable, el capitán del barco inglés se durmió entre dos hondonadas de los cañones. Tras el abordaje por parte de los españoles, el capitán apareció plácidamente acurrucado, usando uno de los foques como almohada.
He encontrado muchas más, pero las guardaré para próximos posts.